domingo, 30 de marzo de 2014

LAS EXTRAÑAS HUELLAS DE MORON DE LA FRONTERA

 







En la década de los setenta del siglo pasado la prensa española se ocupaba, con profusidad e interés, de plasmar en sus páginas todo lo relacionado con los OVNIs. El detonante de unos años dorados para la ufología hispana se produjo en un pequeño pueblo de Sevilla, donde un perturbador y extraño percance atrajo la atención de los medios de comunicación que realizaron un impresionante seguimiento periodístico de los inusitados acontecimientos. Unos hechos que a día de hoy siguen sin explicación, pese a que las autoridades implicadas en su investigación intentaron restar importancia al caso. 
Todo comenzó alrededor de las 3 de la madrugada, del 11 de Mayo de 1970, cuando un campesino de Morón de la Frontera, conocido como el Sr. Juan, en mitad de una noche lluviosa, escuchó una gran explosión, como un trueno ensordecedor que duró más tiempo de lo habitual. Al día siguiente el Sr. Francisco Gordillo, de 77 años, propietario del Rancho Maestro Oliva se sorprendió al encontrar, en su campo de girasoles, dos enormes círculos, donde las plantas estaban abatidas, de unos 25 metros de diámetro, que tenían en su centro varios agujeros dispuestos en forma geométrica. Los girasoles estaban doblados, paralelos al suelo, y parecían estar quemados sólo por el tallo. La primera impresión del testigo era, según dijo la prensa, que  allí había caído una bomba o un rayo. 
Inmediatamente el Sr. Gordillo puso en conocimiento de la Guardia Civil aquél hallazgo e incluso la Jefatura Agronómica, el Ejército español y el estadounidense iniciaron una investigación sobre las extrañas marcas… 
Pero fue la excelente labor de los redactores del diario ABC los que nos permitieron reconstruir la historia 42 años después.



EXTRAÑA “COSECHA” DESPUES DE LA TORMENTA

El 15 de mayo de 1970 el diario ABC, que realizó una amplia y exhaustiva cobertura del incidente, recogía en sus páginas el extraño hallazgo en la finca bajo el titular: "Extraño descubrimiento en Morón. En la finca denominada Rancho del Maestro Oliva, del término municipal de Morón han aparecido tan extrañas huellas en un terreno sembrado de girasoles que su propietario, señor Gordillo, dio cuenta de ello a la Guardia Civil de la localidad. Los rumores callejeros nos han hecho trasladarnos al lugar del suceso dos veces. La segunda acudió este corresponsal en compañía de los coordinadores del Equipo Nacional de Investigación OVNI señores Camacho Moreno, Ayala Morales y Romero Cabrera. Se observan en la tierra dos circunferencias exactamente iguales a una distancia de unos 30 centímetros. Los círculos están rodeados de orificios profundos, simétricos situados a unos 30 centímetros los unos de los otros y de exacto diámetro. En el centro de cada una de las circunferencias se aprecia otro agujero también pero de un diámetro mayor. Una corona de unos 25 metros rodea esta circunferencia, y dentro de ella se denota que las plantas están muertas. Sin que ninguno de los campesinos que nos acompañan se explique que ha podido secarlas de forma tan insólita, ya que parecen quemadas, peso sus hojas están completamente verdes y frescas, mientras que el tallo presenta un color oscuro. Los técnicos se reservan su opinión, aunque afirman que están huellas han sido ocasionadas por un fenómeno artificial".
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La prensa de la época se interesó vivamente por el extraño hallazgo producido en el campo de girasoles.
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El 23 de mayo de 1970. El periódico La Vanguardia se hacía eco de la noticia: “Se especula sobre la posibilidad del aterrizaje de un OVNI. Técnicos madrileños investigan sobre el terreno las extrañas huellas aparecidas en un sembrado de girasoles de Morón de la Frontera Sevilla. Técnicos de la capital de España han llegado a Morón de la Frontera para investigar sobre el terreno los extraños círculos y huellas, aparecidas el pasado día 11 en un sembrado de girasoles y que dio lugar, incluso, a señalar la posibilidad del aterrizaje de un objeto no identificado en la finca de don Juan Gordillo. También se afirma que se está investigando sobre otro extraño hecho, pues como se ha dicho, aparecieron dos grandes círculos, dentro de los cuales, las plantas de girasol estaban extrañamente quemadas por sus tallos, mientras que las hojas continuaban con vida. Muestras de las plantas quemadas han sido enviadas a Madrid para su análisis. Ahora se conocen nuevos detalles en relación con el hecho, señalándose que un campesino solitario, que dormía muy cerca del lugar donde el fenómeno aconteció, oyó aquella madrugada un ruido prolongado y extraño que le pareció muy largo para ser un trueno de tormenta. El propietario del terreno, don Juan Gordillo, conocido labriego del pueblo, al llegar al campo y ver tantas plantas destrozadas, creyó que allí había caído una bomba o un rayo. Nadie se atreve a emitir un juicio. Se señala que había varios hoyos, perfectamente simétricos, y que fueron más de un millar las plantas de girasol muertas por extrañas quemaduras que los campesinos jamás vieron. Había dos grandes círculos de varios metros de diámetro, dentro de los cuales existía otro de tierra removida y seca, rodeada de orificios de impresionante perfección y simetría, que perforaron el terreno en forma oblicua. En el centro de cada uno de estos círculos existía otro agujero de mayor diámetro, coronado por un círculo con estrías en forma de radios. Este agujero central, de forma cónica va de menor a mayor, es decir, de arriba al fondo, con una profundidad de cuarenta centímetros. El lugar del fenómeno se encuentra situado a unos 20 kilómetros de la base de Morón, que posee uno de los detectores más potentes de Europa. De ser un Ovni el que aterrizó en dicho lugar, bien pudo ser captada su presencia. Según se afirma, el círculo, que en primer momento tenía unos 50 metros de diámetro, abarca ya 74 hectáreas, ampliándose como las ondas en el agua. Ahora parece que este círculo afectado ha ido creciendo progresivamente, ya son más de 3.000 metros cuadrados los qua sufren esta deformación. Se considera insólito el proceso de las plantas, que se están tornando retorcidas y de un color rojiblanco. En la Oficina Local de Extensión Agraria se informa que sobre loa primeros análisis del terreno y girasoles afectados se sabe oficialmente que no hay indicios de radiactividad. Mientras tanto, se trate de una simple plaga o de un fenómeno de otra naturaleza cualquiera, el hecho es que el asunto sigue siendo una incógnita y, por supuesto, materia para toda clase de comentarios y especulaciones”.
Hay que señalar que la distancia de 25 a 30 metros entre los círculos se establece desde los centros de ambos. La distancia de los bordes debía de ser de unos 25 a 30 centímetros. La similitud de las medidas puede llevar a algunos equívocos en los distintos reportes.
Pero sigamos con los detalles del caso. El 23 de mayo de 1970 ABC publica una nueva entrega del misterioso asunto. “Se mantiene el misterio en el campo de girasoles de Morón de la Frontera. Un hecho cierto: en once días el mal desconocido se ha extendido en más de dos mil metros cuadrados. En estos momentos, no solo nos preocupan ya las causas, sino las consecuencias... Tenga usted en cuenta -nos dice- que, en once días, la zona afectada por este fenómeno desconocido hasta ahora, ha experimentado, progresivamente, un alarmante aumento. De los dos mil metros cuadrados que en un principio abarcaba la zona de plantas de girasol abrasadas, se ha pasado a los cinco mil metros que, aproximadamente, hemos podido calcular esta mañana. A través del hilo telefónico, don Luis Camacho, concejal del Ayuntamiento de Morón de la Frontera (e investigador OVNI), con quien por indicación del alcalde de dicha localidad sevillana nos hemos puesto en contacto, no puede disimular, la autentica preocupación le embarga".
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Los periódicos recogían las múltiples hipótesis que se ofrecieron para explicar las huellas de Moron de la Frontera.
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"Nada sabemos con certeza sobre lo que ha podido suceder. Pero los hechos están ahí, al alcance de la vista. Las primeras investigaciones realizadas en forma privada solo nos han podido llevara a dos conclusiones: la primera de ellas es que, gracias a Dios, no parece existir radioactividad. La otra nos coloco ante la evidencia de que algo extraño, que necesariamente no tiene por qué ser extraterrestre, ha causado el destrozo en la finca del señor Gordillo." En el mismo reporte desmiente la posibilidad de que se trate de un incendio provocado por una chispa o que se deba a un origen volcánico: "Puede usted desmentirlo también. Nada permite prever esa causa... Se crea o no se quiera creer, las huellas son, a juicio de muchos de los que las hemos visto, muy claras: algún objeto desconocido se ha posado allí".
El periodista indica que desde la base de Morón de la Frontera,  compartida con el ejército estadounidense, y situada a unos 20 kilómetros del campo de girasoles, les comunican que desconocen por completo el asunto. 
Un día antes, el 22 de mayo de 1970 el periódico ABC anunciaba que: "En la oficina local de extensión Agraria se informa a Cifra que sobre los primeros análisis del terreno y girasoles afectados se sabe oficialmente que no hay indicios de radiactividad."
Pero, pese a conocerse que se estaban realizando estudios sobre las muestras del terreno, los resultados no se ofrecían de una forma abierta.
24 de mayo de 1970, el periodista Antonio Burgos, de ABC, entrevista a un agente, muy parco en palabras, del organismo de Extensión Agraria que había sido enviado para recoger muestras de la zona afectada: "En la calle, frente al Ayuntamiento, estaba este señor. Don.... pues don Luis, a secas:
- No -nos dijo- yo no puedo dar mi nombré, ni recomendar productos para el campo. 
Que no recomiende productos para el campo nos parece un purismo ético de maravilla. Pero que no nos diera el nombre no tiene explicación. (...)
- ¿Nos dicen que se han observado unos hongos extraños?
- Si, el hongo fusarium que hasta ahora no se había dado en el girasol. Pero lo que ocurre es que el girasol es un cultivo nuevo y apenas esta estudiado: no se conocen apenas las plagas ni las enfermedades. Y a lo mejor esto lo ha causado una plaga que no conocemos.
- ¿Y los agujeros que aparecieron en el suelo?
- ¡Cualquiera sabe!
- Pero vamos a ver. Hay por ahí una incógnita que usted a lo mejor puede despejar. ¿Se agostaron las plantas antes y después salieron los hongos, o fueron los hongos los que acabaron con las plantas?.
- Yo no le puedo decir nada. Si es el hongo que yo creo, desde luego produce quemaduras. Lo que me extraña es que todo se haya producido en un momento, de la noche a la mañana". (...)
A continuación los periodistas acuden al campo de los girasoles, que ha sido arado por el propietario harto, al parecer, de las visitas de curiosos, periodistas e investigadores. "Una cosa hay cierta: en todo el lugar la tierra -negruzca, como apelotonada en terrones- puede deshacerse con las manos. Pero donde dicen que se posó lo que fuera está compacta, en pequeños grumos, como trozos de un cántaro roto o de un ladrillo desgraciado. Si, algo así como la terra sigillata de los arqueólogos: desde luego, que como la tierra cocida, ni con las manos ni con una piedra se puede quebrar. Esto es lo que vimos de cierto". Antonio Burgos indica que desde la Agencia Agronómica, con la que se puso en contacto a través del Sr. Juan Pomares, al “asunto de los girasoles” no le habían dado ningún tipo de importancia.
Sin embargo, el 26 de mayo de 1970, el diario ABC publicaba el esperado informe de la Jefatura Agronómica que aumentaba el enigma sobre las inexplicables huellas. Los titulares eran bastante ilustrativos: "La Jefatura Agronómica desmiente que las plantas fueran destruidas por una plaga. Quedaron afectadas por el impacto de dos objetos que cayeron a tierra. En el lugar ha renacido de nuevo la vida animal y vegetal".
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En la presente imagen, señalado en rojo, la ubicación aproximada de los dos epicentros de las huellas. (Cortesía Luis Javier M.)




El contenido de la noticia tampoco tenía desperdicio: "Los fenómenos ocurridos en los girasoles del rancho Maestro Oliva de Morón de la Frontera continúan siendo un misterio.  A la lenta acumulación de certezas, ayer se vino a añadir otra, con el informe oficial de la Jefatura Agronómica de Sevilla: las plantas no fueron dañadas por ninguna plaga ni enfermedad vegetal conocida y los hechos agronómicamente no tienen explicación. Tras esta declaración -la única oficial hasta el momento, en contra posición con el silencio observado en otros sectores de la Administración- las suposiciones y cábalas sobre el asunto prosiguen, si bien cada vez más se descarta la relación del fenómeno con un caso de OVNIs. Las sospechas apuntan ahora por la situación del lugar, ya que se estima que algo pudo desprenderse desde un avión de la cercana base aérea de Morón". Las conclusiones del informe efectuado por los peritos se podían leer en el artículo: "Tras los análisis, los técnicos de Agricultura ha llegado a la conclusión de que no se trata de una paga normal en los cultivos de la provincia. Los daños fueron ocasionados por un impacto de cualquier tipo de objeto. Como es misión de la jefatura ocuparse exclusivamente de los aspectos agrarios del tema, no se define sobre la naturaleza de este impacto: un rayo, un objeto caído del cielo, etc. Agronómicamente, pues el caso no tiene explicación. 
Igualmente observó el equipo que había vida animal en el terreno, incluso en el lugar de los impacto: lombrices, cochinillas de la humedad (...) El terreno, por tanto, no está calcinado, aunque evidentemente se comprueba que las zonas de los impactos han sido intencionadamente removidas". En el mismo reporte se incluía una nota adicional que hablaba de extraños avistamientos en la zona: "algunos testigos de más o menos crédito que dicen haber visto unas luces extrañas en esta noche y en la hora en que ocurrió el hecho".
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En el interior de las huellas se observaban extraños orificios (Cortesía de Luis Javier M.)



Es sospechoso que los análisis efectuados sobre el terreno y la vegetación no pudieran concretar ningún tipo de conclusión sobre las posibles causas del extraño fenómeno. Además los expertos habían dejado claro que la huella se debió al “impacto de cualquier tipo de objeto”. Por tanto, la respuesta estaba en el cielo.
En este sentido, el investigador gaditano Ángel Rodríguez señaló que: “en una nota de la Revista General de la Marina de la Armada Española, (Otoño, 1970. Tomo 179, página 115, sección "Noticiario"), dice, en uno de sus párrafos:"Según unas declaraciones del ingeniero jefe de la Jefatura Agronómica, algo exterior, de momento desconocido, fue la causa que destruyó los girasoles, pero espera que los análisis del terreno y de las plantas permitan conocer las causas del suceso"… 
Hasta la fecha no ha trascendido ningún informe oficial sobre aquellas pesquisas conducidas por varios peritos en la zona.



INVESTIGACIONES MILITARES
Algunas voces, al conocer que los análisis agrícolas no determinaban la naturaleza del fenómeno, culpaban directamente a los militares de la cercana base de Morón, como los responsables de las huellas. Concretamente en el pueblo se especulaba con la posibilidad de que los depósitos de combustible de un avión hubieran caído sobre el terreno y que el queroseno que utilizan como combustible, hubiera actuado como un agente herbicida causando unos efectos como los observados y registrados sobre los girasoles. Los rumores apuntaban hacia algunos aviones de combate (F-5 y F-86) con base en Morón, que pueden desprenderse de los depósitos, en casos de emergencia. Para salir de dudas sobre estas sospechas, los periodistas entrevistaron a las autoridades competentes. 
27 de mayo de 1970. ABC ofrece la versión de los militares. “Nada tuvieron que ver con el suceso los aviones de la base de Morón. Declaraciones del coronel jefe, Don José Rodríguez Rodríguez. El dueño del terreno explica las huellas que halló y los acontecimientos posteriores.
Como no estaba descartada la hipótesis de que un objeto desprendido de un avión hubiera podido caer sobre el terreno, en unión de nuestro compañero Alfredo Semprun, enviado especial de ABC Madrid, con objeto de solicitar un mentis o una confirmación de su jefe, don José Rodríguez Rodríguez, quien hizo en exclusiva nacional: 
- Los fenómenos del Rancho Maestro Oliva, ¿pudieron ser producidos por un objeto desprendido de un avión?
- Niego totalmente que sobre el lugar haya caído un depósito de combustible ni fragmento alguno de un avión”.

Otra de las versiones que circularon sobre el origen de las extrañas huella apuntaba hacia un accidente de un caza militar de la cercana base militar de Morón que tuvo que dejar caer sus tanques de combustibles sobre el campo de girasoles. En la imagen un F-4.

 


El coronel en todo momento durante la entrevista se muestra tremendamente escéptico sobre las huellas aparecidas en el campo de girasoles. El Sr. Rodríguez afirma que el Teniente General de la Región le solicitó información sobre el caso, pero que él mismo le comunicó que “no estimaba que pudiera ocurrir nada extraño".  Pese a ello, realizó un reconocimiento aéreo del lugar indicando a los periodistas que: "áreas claras de la misma apariencia y forma que la supuestamente utilizada en el terreno de la zona en cuestión, existen con gran profusión por todos los alrededores. Pero todavía hay más: en la parte más elevada de la propia finca existe otro área de similares características." 
Posteriormente, ya con los pies en tierra, el Coronel "investigó" in situ sobre el campo de girasoles: "horas más tarde pateaba físicamente el terreno -ya arado-, no ofreciendo ni el mismo ni los alrededores nada que supusiese el menor indicio de nada anormal. Se le preguntó al guarda por la otra calva que aparece en la finca, y me confesó que estaba así por que se había tenido que resembrar. En conclusión, estimo que el pretender gastar una broma o la discutible afirmación de un visionario han dado al asunto una notoriedad que jamás debió alcanzar".
En la edición de ABC para Madrid, el coronel aclaraba los rumores sobre la participación en los hechos de un reactor de la USAF  añadiendo que: “Actualmente no hay ningún avión norteamericano y si algún otro aparato de otra base cualquiera hubiera tenido alguna incidencia estaríamos enterados”. Además indicaba que ningún vuelo se había efectuado los días 11 y 12 de mayo sobre Morón.
En la misma crónica del periódico para la edición de Sevilla, se recoge una llamativa y delatadora entrevista con el Sr. Gordillo, donde se aprecia que el testigo quiere restar importancia al asunto y se intuye que la conversación con los militares y la Guardia Civil habían dejado una profunda huella en el apabullado agricultor:
- “¿Como encontró usted su terreno cuando llegó a él el día 11?
- Noté que había unas plantas de girasoles quemadas y unos hoyos en la tierra.
- ¿Como eran los hoyos?
- Nada, poca cosa, como la escarbadura de una gallina. (Se refiere a un pequeño orificio)
- ¿Por que, entonces, fue inmediatamente a dar cuenta del hecho a la Guardia Civil, y no a las autoridades agronómicas como era lo lógico?.
- Porque yo quería dar parte a las autoridades. Después he visto que fue una quintá (error)."
En este momento de la entrevista se percibe que el Sr. Gordillo no quiere dar muchas explicaciones y se conforma con la "versión" ofrecida por la Guardia Civil:
- "¿A qué cree usted que se debían las huellas?
- A mí la Guardia Civil me dijo que era un rayo, y yo creo que era un rayo".
El Sr. Gordillo insiste que fue un error suyo hablar del asunto y alude a una falta de memoria para ofrecer más detalles a los periodistas, pese a que solo han transcurridos 16 días del hallazgo: "Yo los días no los recuerdo muy bien, pero que ya digo que no le di importancia a este asunto. La Guardia Civil vino y ya está." Antonio Burgos le insiste en la extrañeza de que un rayo cayera en una zona llana y despoblada de árboles, teniendo en cuenta que en la parte más alta de la finca hay árboles, tendidos eléctricos y de telefónica: 
- "¿Ve natural que un rayo no caiga en las partes más altas de la finca?
- Hombre, no, pero algunos han caído en llano en otras partes.
- ¿Y ve usted normal que un campesino veterano dé cuenta a la Guardia Civil de que ha caído un rayo en su finca?.
- Yo vi aquellas escarbaduras como de gallinas y quise dar parte.
- ¿De verdad que no había restos?
- Yo por lo menos no vi ninguno, nada más que las plantas quemadas.
- ¿Por qué aró el terreno afectado?.
- Para que no vinieran más curiosos.
- ¿Lo hizo por propia iniciativa?
- Yo fui a ver al teniente de la Guardia Civil, a preguntarle si podía arar, cuando ya había salido la noticia en el periódico. El me dijo que si había recibido alguna orden oficial que me lo prohibiera, yo le dije que no. Y entonces el me dijo que yo era el dueño del terreno y que podía hacer lo que quisiera. Por eso lo aré, para que no me estropearan más los sembrados y por eso no deje entrar a los periodistas, que no han hecho desde el principio más que darle importancia a una cosa que no la tiene.
- Usted  naturalmente, no cree en los OVNIs...
- ¡Que voy a creer!. Eso es una tontería. Aquí lo que había era una escarbadura como de gallina. Nada, que ha sido una quintá (error) mía."



SOBRE BOMBAS, RAYOS Y “GALLINAS CON TALADROS”…
Comparemos el anterior artículo, un tanto desmitificador, con el escrito por el periodista, Juan José García, 6 días antes y que incluye una entrevista con el Sr. Gordillo. En dicha noticia se detalla, al principio, el testimonio del campesino que residía cerca de la zona y que escuchó el misterioso estruendo en mitad de la madrugada. 21 de mayo de 1970. “Hipótesis de un aterrizaje OVNI en Morón.
El ruido de la tormenta lo despierta de vez en cuando, por lo que su sueño no es esa noche sosegado. A eso de las tres, Juan oye un ruido prolongado extraño.
- A mi me parecía muy largo para ser un trueno de la tormenta". A continuación el periodista entrevista al Sr. Gordillo, que describe el hallazgo que se produjo a la mañana siguiente: "junto al arroyo observé un gran lunar de plantas en el suelo. Me acerqué más y vi que eran dos manchas destrozadas: me puso de mal humor porque son perdidas, usted sabe, y cuando llegué y vi aquellos agujeros me dio un vuelco el corazón". Se refiere a las famosas "escarbaduras de gallinas". "Aquello era muy raro". Pensó que "había caído una bomba o un rayo... Inmediatamente avise a la Guardia Civil. Todo esto es muy extraño". 
 
El periodista Juan José García siguió el suceso desde sus inicios publicando sus reportajes en el Diario ABC. El reportero estaba convencido que los militares no querían que se investigara el asunto.


El reportero es quien mejor describe la rareza de las huellas: “la realidad del hecho se reduce a dos grandes círculos de unos metros de diámetro, dentro de los cuales hay otro de tierra removida y seca, rodeada de orificios de impresionante perfección y simetría, que perforan el terreno en forma oblicua, y un pequeño detalle: en el epicentro de cada uno de estos círculos existe otro agujero, este mayor diámetro, y esta coronado por un círculo que tiene marcadas unas estrías en forma de radios. Este agujero central tiene forma cónica y de menor a mayor, de arriba al fondo. Su profundidad es de unos 40 centímetros. Ni que decir tiene que las plantas estropeadas están sólo y exclusivamente dentro de los dos grandes círculos”…
En la misma nota se señala que: "El lugar sigue siendo visitado por representantes de toda la Prensa de España, por los oficiales de los ejércitos españoles y representaciones de las Fuerzas Aéreas y Naval de los Estados Unidos (...) ¿Cómo se explicarían los botánicos que esos cardos salvajes que crecen junto a las orillas de los ríos de grandes peneas espinosas y cabezuela de color azul, como explicaran los expertos que estos cardos que nos ocupan y del lugar al que nos referimos estén tornando retorcidos y de un color rojiblanco. Estas son cosas extraordinarias, sin duda, que están ocurriendo en toda la flora del lugar, donde en la mañana del día 11 aparecieron, rarísimas marcas que a muchos inquieta y a otros da que pensar".
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Los investigadores sevillanos registraron en sus archivos las anomalías observadas en el campo de girasoles. (Cortesía Francisco Contreras)




El 24 de mayo, en ABC, el periodista Juan José García López añadía un detalle sumamente interesante a la historia que podía aclarar muchas cuestiones: “Don Francisco Gordillo Montaño posee un pequeño olivar en un lugar de este término municipal, conocido por el nombre de El zorriche Bajo. Esta suerte está situada a un par de kilómetros de la ciudad por el nordeste, no muy lejos del sembrado de girasol de fundados comentarios. Estaba el Sr. Gordillo en la tarde del día 11 del pasado septiembre en su propiedad arreglando unos garrotes, cuando se percató de un extraordinario resplandor que provenía de unos metros más abajo, por el Saliente (que es como los campesinos llaman al este). Nos dice que aquellos destellos provenían de una cosa redonda como una lavadora. El artefacto, por lo que deducimos no se había aun posado en tierra y cada vez brillaba más, tanto, que el señor Gordillo, a mitad de camino, desistió de ir al lugar, aunque se protegía los ojos con las manos. El terreno es accidentado y Francisco tuvo que dar un rodeo (...) A diez metros, estaba ya a punto de desistir avanzando, cuando desapareció el tremendo brillo y desapareció el objeto cilíndrico. Quiso entonces el Sr. Gordillo ir al sitio donde viera el extraño objeto, cuando un tremendo olor, que sin ser fétido le impedía respirar. Tras esta sensación, un escozor en los ojos que le cegaba, le hizo huir despavorido. (...). De la persona que proviene esta noticia es digna de todo nuestro respeto y crédito, porque se trata de un hombre mayor, de setenta y siete, poco hablador y muy dado a su trabajo y su casa. (...) Este acontecimiento, repetimos, el 11 de septiembre de 1969, justo seis meses de antelación de las huellas". 
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Los ufólogos sevillanos de la Red Nacional de Investigadores recopilaron la información sobre el incidente.



Por su parte, el veterano investigador andaluz Manuel Osuna investigó un supuesto avistamiento OVNI, ocurrido al parecer 5 días después del hallazgo de las huellas. Sucedió el 16 de  mayo de 1970 sobre las 16 h. 30 m. Así describía el incidente Osuna en un breve informe: “Carretera de Utrera (Sevilla). Adrián Delgado Candela y un amigo, ambos de 15 años,  regresaban del Palmar de Troya en compañía de sus padres cuando vieron un objeto en forma de uso, de color plateado, algo así como un avión cuando recibe la luz del sol y que se desplazaba por la derecha de la carretera. Su aspecto no era nada parecido a un avión. Estimaron su velocidad en unos 800 km/h. Adelantó al automóvil atravesando la carretera por delante del mismo, a escasa altura, haciendo un giro muy  pronunciado para perderse, como si cayese, a la izquierda. No le dieron importancia al hecho, pero al haberse producido días antes el extraño suceso de los girasoles en Morón, y  haber desaparecido en la dirección  del mencionado pueblo, le hicieron pensar en la posibilidad de estar relacionados.”   
El ufólogo Ángel Rodríguez añadía otros elementos interesantes al caso: “En Noviembre de ese mismo año (1970), en la Finca "La Rana", en la misma zona, varios testigos, (el marqués propietario y varios empleados), vieron el aterrizaje y posterior despegue de dos discos volantes, que dejaron sendos círculos en el terreno, como huella de su presencia. Estas huellas fueron quemadas por militares y hechas desaparecer, sin dejar rastro. ¿Fueron esos dos discos los que dejaron las dos huellas del rancho Maestro Oliva, unos meses antes?. Daban la impresión de ser muy ligeros y como de aluminio, según los testigos. En las inmediaciones se encuentra la Base Aérea Española de utilización conjunta con los Estados Unidos. ¿Eran prototipos militares?”. 




UNA ENTREVISTA DELATADORA
El 28 de mayo de 1970. ABC publica un excelente reportaje de Alfredo Semprun que puede resumir muy bien lo acontecido en el pequeño pueblo de Morón de la Frontera en aquellas fechas. En dicho reporte se ofrece una nueva e incisiva entrevista sobre el principal testigo que nos desvela, entre líneas, muchas claves ocultas del caso, y que probablemente contribuyeran a que no se conociese la verdad del mismo: "Se considera ya muy difícil desentrañar el misterio de los girasoles abrasados en Morón de la Frontera. Nos parece ya muy difícil que la luz de la verdad resplandezca sobre los girasoles abrasados de Morón de la Frontera... El misterio, como habrán podido comprender nuestros lectores a través de las crónicas anteriores, no parece tener su origen en la naturaleza de los hechos, sino, más bien, en el proceder, en las actitudes posteriores a los mismos de cuantos, de una forma u otra, han tenido relación directa con ellos"...
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El reportero y escritor  Francisco Contreras realizó una exhaustiva investigación del enigmático incidente.





"Descartadas las causas agronómicas por los técnicos que realizaron los análisis de las plantas y de las tierras afectadas por el "desconocido fenómeno" - análisis que se llevaron a cabo más bien a consecuencia de la pública trascendencia de lo sucedido que a requerimiento oficial- descartada así mismo como causa posible, con un 99 por 100 de seguridades, la caída de una chispa eléctrica, se mantienen todas las incógnitas que, desde un principio, dieron pie a la fantasía más o menos desbordadas de cuantos creen y piensan en las visitas esporádicas de seres extraterrestres. Para quienes no comparten las teorías de los aficionados a la ciencia ficción, la proximidad al lugar de los hechos de la base conjunta de Morón de la Frontera ofrecía la posibilidad de otras causas más razonables, más lógica... pero la rotunda negativa... del coronel jefe de la base, señor Rodríguez Rodríguez, hace inútil toda lucubración sobre ello...
No obstante, son tantos los absurdos que concurren en torno al proceder de los principales actores y personas interesadas que, antes de regresar a Madrid, hemos querido hacer un último intento".
Y esta fue la entrevista con el Sr. Gordillo, en presencia de su hijo y uno de sus cuñados, que no tiene desperdicio alguno:
- “Yo no vi nada... Ha sido un rayo. Son ustedes los periodistas, los que han "liado"" la cosa...
- Usted lleva muchos años en el campo, don Manuel...
- Cincuenta y pico...
- Usted de letras no sabe mucho, pero de campo, sí...
- Hombre es natural... Creo que de campo debo entender un poco.
- Usted, don Manuel, no es un cobarde. Usted no se asusta fácilmente...
- ¿A dónde quiere ir usted a parar?
- Usted, don Manuel, sabe cuando una planta está enferma...
- Naturalmente...
- Entonces, don Manuel, ¿cómo corrió usted a la Guardia Civil, en lugar de ir a la Hermandad de Labradores o a la oficina de Extensión Agraria, que es lo suyo cuando no se algo extraño que aterroriza?
- Porque me asusté. Vi el hoyo y me asusté. Vi el hoyo y las plantas abrasaditas y me asusté..., fue una "quintá" (error) mia, nada más que una "quintá" por mi parte...
- ¿Un hoyo muy grande?
- ¡Quizá!... no más grande que a escarbadura de una gallina...
- Pues se asusta usted muy fácilmente... ¿No le parece?
Se ríe don Manuel. Se ríen su hijo y su cuñado...
- Que le digo a usted que no. Que no me "va a sacar de ahí". Le he dicho que fue un rayo.
- ¿En una zona tan llana? ¿Sabe usted de algún otro rayo caído por aquí a lo largo de los tiempos?
- Digo yo que habrá alguno..., aunque yo no lo sepa.
- ¿Sólo el loyo le asustó a usted? ¿No vería usted algún resto metálico en forma tal que le hiciera creer de pronto en una bomba?.
- Mire usted, señor: ha sido un rayo. A mi el teniente de la Guardia Civil de Morón me dijo que había sido un rayo y un rayo ha sido. No me "va a sacar usted de ahí"...
- ¿Por qué destrozó usted las huellas arando el terreno?.
- Porque el terreno es mío... Yo fui al cuartel de la Guardia Civil y le dije al teniente si podía ararlo... "¿A usted -me dijo el teniente- le ha ordenado alguien lo contrario? ¿El terreno es suyo? Pues haga usted lo que quiera", me dijo, y lo aré. Aquí mi cuñado, me ayudó. Nos estaban destrozando el sembrao con tanta curiosidad...
- ¿Ya está usted totalmente tranquilo?
- Totalmente.
- ¿No le preocupó que fuese una plaga? ¿Por qué no fue usted a la Hermandad?
- Porque el teniente me dijo que había sido un rayo y yo me quede tranquilo... y no me "va a sacar usted de aquí".
Era inútil. Nos alejamos de los girasoles tan tranquilamente como entre ellos se quedaban quienes una mañana, asustados, originaron todo el asunto acudiendo por una "quintá" al cuartel de la Guardia Civil...
Por otro lado, la absoluta tranquilidad, nos atreveríamos a decir que indiferencia, hacía todo lo relacionado con este tema de que hacen gala las autoridades locales y provinciales, únicamente puede explicarse de una forma: suponiendo en ellas un conocimiento total del asunto y una plena seguridad de que la causa, sea la que sea, no supone riesgo alguno ni para la salud pública ni para el soleado agro sevillano”. 



EL ENIGMA DE MORON
Queda claro que las autoridades tomaron las riendas del asunto, y probablemente aconsejaron al Sr. Gordillo que “destruyera” las evidencias arando el terreno. Así mismo queda patente, que la Guardia Civil asesoró al agricultor para diera el asunto por zanjado y que la versión del rayo debía de ser la explicación que debía ofrecer a la prensa y a los interesados. 
Pero más delatador incluso, es que según narró Juan José García al investigador y escritor  Francisco Contreras, los periodistas  acudieron a una rueda de prensa a la base de Morón y un coronel les dijo de manera directa: “el asunto de los girasoles se ha acabado. Eso son “escarbaduras” de gallinas, y allí no ha pasado nada.” El periodista sevillano confesó a Contreras que: “me retiré en cuanto el ejercito tomo cartas en el asunto y mi me dio miedo”. Por tanto queda demostrado que las últimas intervenciones del Sr. Gordillo obedecieron a las premisas dictadas por la Guardia Civil (rayo) y los militares (escarbaduras de gallinas) que no querían que el asunto de las huellas creara mayor interés en la opinión pública. Pero sin embargo, la acción clave para contrarrestar la popularidad del caso fue eliminar las extrañas marcas…
El periodista Antonio Burgos decía a este respecto en una crónica del 26 de mayo de 1970: “El lugar fue arado posteriormente y prohibido el acceso a él no sólo de curiosos, sino de un perito de la Jefatura Agronómica y de periodistas que acudieron”.
 
La disposición de las marcas y orificios, en ambos círculos, delataban la existencia de un fenómeno artificial como causante de las huellas dejadas en el campo de girasoles
El Sr. Gordillo aseguró al periodista Juan José García que meses antes había visto un extraño artefacto resplandeciente sobre el campo de girasoles...
 



 Las huellas eran intrigantes, perfectamente circulares, ambas eran idénticas, simétricas y poseían agujeros en su interior dispuestos de la misma forma sobre el terreno, que según los expertos fueron realizados por presión mecánica. La tierra del interior de los círculos parecía “estar cocida” y tenía aspecto de cerámica, efecto provocado y resultado de la alta temperatura que sufrió la zona. Los expertos afirmaban en sus primeras diligencias que se trataba claramente de un “fenómeno artificial”. Además las circunferencias, que en un principio tenían unos 25 metros de diámetro, aumentaban de tamaño con el paso del tiempo. De ahí que las autoridades estuvieran decididas a dar carpetazo al asunto, y sobre todo que nadie tuviera acceso a las misteriosas marcas…Además no hay que olvidar que el Sr. Gordillo había avistado meses antes de los acontecimientos un extraño objeto volador resplandenciente sobre el campo de girasoles. Sólo nos queda la duda de si estaban ocultando un incidente OVNI en toda regla, o, simplemente, levantando una cortina de humo para encubrir algún tipo de prototipo militar o un accidente aéreo por parte del ejército estadounidense…








JOSE ANTONIO CARAV@CA  




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