jueves, 8 de diciembre de 2016

LA PIEDRA DEL ESPACIO: HISTORIA DE UN FRAUDE COMPARTIDO






Quizás es uno de los casos más bizarros y “románticos” de la literatura ufológica española. Un clásico en toda regla ocurrido en plena efervescencia platillista en nuestro país, que marcó a toda una generación de entusiastas y seguidores del incipiente fenómeno de los No Identificados. Nos referimos al caso de la Piedra Marciana. Un enigma de oscuros e inciertos orígenes que analizamos a continuación…





“MARCIANOS” POR MADRID

Los lectores de la capital madrileña se sorprendieron, aquella mañana del 5 de febrero de 1955 cuando leyeron en el diario “El Alcázar” el siguiente titular “Marte coloca en Madrid su primera piedra”. Según se leía en las páginas del periódico, en la madrugada del 17 de noviembre de 1954, Alberto Sanmartín, un enfermero de 37 años, se despertó sobre las 3:00 horas de la madrugada aquejado de un fuerte dolor de muelas. Tras tomar una aspirina decidió dar un paseo, desde Cuatro Caminos hacia la Ciudad Universitaria (Madrid), como solía hacer frecuentemente cuando las caries le molestaban. Se disponía a cruzar un puente, tras pasar por la Casa Velázquez, muy cerca del conocido puente de los Franceses, que desemboca en la antigua salida a la carretera de La Coruña, cuando se topó con un curioso individuo de aspecto angelical “que irradiaba bondad con la mirada”. “Parecía un piloto enfundado en un traje ceñido y grisáceo. Era un mono como el de los aviadores, de una pieza y sin aberturas (…) y las manos eran extremadamente alargadas y blanquecinas” describió a la prensa el enfermero. Tras un breve intercambio de señas, el atónito testigo interpretó que su “silencioso contertulio” procedía de otro planeta. El “extraterrestre” sin mediar palabra alguna, bajó por una vereda perdiéndose entre las sombras. A los pocos minutos volvió para entregarle a Sanmartín una enigmática piedra rectangular. No había salido aun de su asombro, cuando el supuesto “extraterrestre” se despidió con un gesto y enfiló de nuevo el camino hacia el barranco. En esos momentos, tras escucharse un silbido, el enfermero observa atónito como, desde las sombras, se eleva un objeto discoidal oscuro, que se pierde en las alturas. De regreso a la pensión donde se alojaba, Alberto Sanmartín examinó cuidadosamente el extraño “regalo” que había recibido aquella madrugada. Bajo la luz mortecina de su habitación comprobó que se trataba de una piedra de forma rectangular, de tonalidad violácea, muy ligera, de 12 cm de largo por 4 cm de ancho y poseía nueve enigmáticas inscripciones grabadas en su superficie.
Tras su experiencia con el extraterrestre en el puente, el enfermero Sanmartín comenzó su particular peregrinación con la piedra marciana (Denominada piedra Marciana por la prensa, por la creencia generalizada, en la época, de que los tripulantes de los platillos volantes procedían del planeta Marte.). Anteriormente a la publicación en la prensa de la noticia, Sanmartín había contactado y establecido amistad con un personaje que resultaría clave en toda esta trama, Fernando Sesma, un aficionado a los OVNIs que comenzaba a ser conocido en Madrid por una serie de artículos que había publicado en el diario “Madrid” bajo el epígrafe de: “Los Platillos Volantes vienen de Otro Mundo”.

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Alberto Sanmartín posando junto a la famosa piedra durante su estancia en Sudamérica...




En su libro “Yo, Confidente de los Hombres del Espacio” (1965), Fernando Sesma rememoraba los acontecimientos de aquellos dorados años: “desde que estudié el enigma de los platillos volantes surgió mi primera y única vocación, que no ha cesado desde entonces ni un sólo día. En otoño de 1954 publiqué en el diario Madrid más de 30 artículos sobre este tema. Recibí gran cantidad de cartas y nació en ese mismo año la Sociedad Amigos del Espacio, de la que he sido presidente hasta fines de enero de este año 1965 (…) En 1956 publiqué un libro: La piedra de la sabiduría, que versaba sobre la interpretación de unas inscripciones geométricas que Alberto Sanmartín nos dijo haber recibido de forma misteriosa. Alrededor de este tema, que fue eje central durante varios años en la Sociedad Buru, se publicaron muchos reportajes, incluso fuera de España, y otros dos libros, uno del padre Machado, y otro del propio Sanmartín, en Sao Paulo, que es donde ahora reside”.

  

LOS CONTROVERTIDOS ANALISIS

Cómo era de esperar, poco tiempo tardo el asunto del peculiar “encuentro marciano” en rellenar horas y horas de apasionadas tertulias en el Café Gijón y en los sótanos del Café Lion, llamada la Ballena Alegre, donde se reunían, bajo el auspicio de Sesma los primeros interesados en los platillos volantes de la capital española. No en vano, de aquellas apasionadas reuniones surgieron enigmas tan celebres como el affaire UMMO.
 En compañía del periodista Arcadio Baquero (que se encargó de difundir el suceso), Alberto Sanmartín facilitó la piedra al Instituto de Mineralogía de Madrid para su análisis. El experto consultado, el profesor Don Pedro García Bayón-Campomanes, afirmó que la piedra: “es muy rara y da unas reacciones muy extrañas (…) partes de ella es soluble y otras no lo son, tiene sabor salado y no contiene sales…”. Sin embargo en otras líneas del reportaje se leía: “que era un carbonato cálcico teñido”.

La supuesta "piedra marciana"



El investigador Pablo Villarrubia, en un artículo titulado “Alberto Sanmartín y la extraña Piedra del Espacio” (2001) decía que: “El análisis más completo fue llevado a cabo en Sao Paulo, Brasil. Sanmartín, en su libro (El embajador de las Estrellas.1977), se comprometía a no mencionar jamás el nombre del analista, de la persona que hizo de intermediaria y que le entregó el informe, ni el nombre de la empresa en cuyos laboratorios fue efectuado el análisis espectroscópico con fecha de 31/10/1969. El documento mostraba, resumidamente que no había sido posible clasificar la especie mineral en el Catálogo de la Sociedad Americana de Geología”.

“Datos generales de la muestra:

-Peso: 18,9559 (tara), gramos (de la muestra entera recibida).

-Peso de la muestra analizada: 1,48683 gramos.

-Después de calcinada a 1.250ºC. 0,95173 gramos.

-Absorción de H2O (en peso) 1,9420 gramos (en %) 16,94%

-Densidad Inicial: 1,848 (tolerancia 0,0005 g/cm3) (más o menos)

-Tasa de radiactividad (back ground): ninguna.

-Dureza: indeterminada.

Calcio (Ca)…………………..22,00%

Silicio (Si)………………….33,00%

Magnesio (Mg)………………….4,0%

Aluminio (Al)………………….4,0%

Carbono (C)……………………1,0%*

*(Al 2(CO3) 3-CaCO3 -MgCO3)

Titanio (Ti)…………………..0,1%

Sodio (Na)…………………….0,5%*

*(Na2 SO4 OH2O) Sal de Glauber

Manganeso (Mn)…………………0,01%

Plata (Ag)…………………….0,003%

Otros…………………………35,00%*

*Oxígeno (O), Impurezas (35)

Compuestos presentes:

Corindón…………………….(Al2 O3 H2 O)

(más del 50% del aluminio está en el corindón)

Calcita deshidratada…………..(CaCO3)

Magnesita deshidratada…………(MgCO3)

Sílice………………………..(Al 2 (CO3)

Silicatos de Aluminio deshidratados

Silicato de Calcio

Silicato de Magnesio

h) Incongruencia: las pruebas llevan a la conclusión paradójica, diametralmente opuesta, referente al origen del material: ser artificial o natural.

1) No puede ser artificial, debido a la uniformidad constante.

2) No puede ser natural, debido a la presencia de alúmina (Al O).

3) Tensión de ruptura: de valor no determinado, pero constante, lo que indica que el material no es artificial.

Conclusión general: No fue posible clasificar la especie mineral en el Catálogo de la Sociedad Americana de Geología”.

Otro análisis encargado por Sanmartín, e incluido en el mismo libro, llegó desde Alemania, desde el Instituto Minearológico de la Universidad de Hamburgo. El Dr. Dieter Jung dictaminó que: “sólo fue posible determinar clorita y un poco de carbonato (…) las características descritas indican que podría tratarse de calcáreo blando consolidado y muy poroso, aunque fuertemente modificado enseguida”. En el mismo informe se detecto en menor grado: circonio, cuarzo, feldespato alcalino y biotita. Pablo Villarrubia pudo conseguir una copia más amplia del citado análisis del Dr. Jung: “Sanmartín envió una muestra a un veterano de la ufología brasileña y mundial, Walter Bühler, presidente de la Sociedade Brasileira de Estudos de Discos Voadores (con sede en Rio de Janeiro) quien, a su vez, la remitió a Alemania, a Anny Baguhn, del grupo hamburgués de investigación de OVNIs (“DUIS”), con sede en Wiesbaden, la cual lo encaminó al doctor Dieter Jung, del Instituto Mineralógico de la Universidad de Hamburgo.


Libro publicado por Sanmartín relatando su experiencia






El resultado del análisis fue publicado en la revista “UN-UFO Nachrichten. Bühler entregó una traducción del análisis a Sanmartín y así rezaba: “En el microscopio, el mineral presenta estructura porfídica, con una masa básica irregular de granulación finísima. Conseguimos determinar cómo siendo cuarzo, feldespato alcalino y biotita, con seguridad, algunas incrustaciones (macro-cristales de hasta 0,2 mm). La mayoría de los macro-cristales, no obstante, ya fueron eliminados por la atmósfera. Observamos también algunos granos de circonio. En cuanto a la composición de la masa básica, sólo fue posible determinar clorita y un poco de carbonato. No fue posible determinar con seguridad que uno de los componentes, de color entre azul y morado, sea cordierita. (…) Las características descritas (macro y microscópicas) indican que podría tratarse de calcáreo blando consolidado y muy poroso (toba), aunque fuertemente modificado enseguida. No es posible decidir, disponiendo apenas de la muestra que nos fue enviada, si en el material calcáreo se encuentran también entremezclados componentes no magmatógenos”. Villarrubia concluía que; “el análisis, en resumen, parecía señalar una composición cercana a la de las piedras magmáticas o volcánicas. Pero, ¿de dónde? Además, el circonio, un metal muy raro extraído del circón, no había sido encontrado en los otros análisis. Este metal blanco pertenece al mismo grupo del titanio y del hafnio”.

Tras la efímera fama alcanzada por Sanmartín en España, en el otoño de 1956 se traslada a Brasil llevándose consigo la preciada “reliquia marciana”. Y así, con el paso de los años, la leyenda del caso se agrandó perdurando en la memoria colectiva de los aficionados a los OVNIs, como un imborrable icono representativo de toda una generación de pioneros en la investigación ufológica española.




UN ENCUENTRO QUE NUNCA OCURRIO

No obstante, décadas después comenzaron a surgir las primeras dudas… La secretaria de la Sociedad de Amigos de los Visitantes del Espacio BURU, creada por Fernando Sesma, Hilde Menzel, conocedora como pocas del asunto de la “Piedra Marciana” confesó al investigador Javier Sierra la verdadera historia del hallazgo de Sanmartín, en su artículo “Los secretos del caso UMMO” (2001) : “La verdad es otra a la publicada en El Alcàzar. Sanmartín era una persona que no creía en eso de los platillos, ni sabía nada, ni le habían interesado nunca, pero resultó que aquel día había ido a bailar con una chica, se despidió de ella en Moncloa y entonces perdió el conocimiento. Cuando lo recobró estaba sobre el Puente de los Franceses y vio que tenía la piedra en la mano… Años después, Sanmartín marchó a Sao Paulo a trabajar, y allí escribió un libro titulado Embajadores de las Estrellas, donde, siguiendo las indicaciones de Sesma de inventar una historia que diese credibilidad a su relato, contaba la falsa historia del extraterrestre y el platillo”. Hilde Menzel, ante los micrófonos de Dimensión Limite, programa presentado por David Cuevas, afirmó tajantemente que Sesma fue el “autor” intelectual del encuentro extraterrestre.
Según la antigua secretaria de la Sociedad Buru, Fernando Sesma al conocer que la piedra había aparecido de forma misteriosa e inexplicable, después de que el enfermero perdiera el conocimiento cerca del Puente de los Franceses, le dijo a Sanmartín que “tienes que buscarte una historia creíble, porque tal y como te ha ocurrido no lo puedes contar”. Pero la pista de la participación de Sesma en la trama fraudulenta de la Piedra Marciana podemos hallarla en los propios escritos del contactado.
V. Zalbidea y J. Lizar en su libro “OVNI Análisis de un contacto, documentos y mensajes secretos” (1975) incluían una nota de Sesma que delataba claramente que los orígenes de la famosa piedra no eran nada precisos: “llevo estudiando la Piedra de Sanmartín y estudiando a Sanmartín desde hace dos años y cada vez estoy más convencido de que es sincero o al menos , en el peor de los casos de que él mismo ignora el origen de la Piedra y que se interesa tanto por conocerlo como yo”. Más contundente aún si cabe, fue en su libro “Yo, confidente de los Hombres del Espacio” (1965) cuando Sesma asegura, casi confiesa, bajo el delatador titular: “La difícil historia de Sanmartín. ¿Fue entregada la piedra a Sanmartín por un tripulante espacial, como afirmó, tal vez un poco obligado por las circunstancias, o fue un aporte mágico? Mi opinión actual después de tantos años (1965) es que Sanmartín tal vez encontró la piedra y nada más. Esto no quiere decir, sin embargo, que su origen no sea extraterrestre o trascendente”

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Fernando Sesma, sin pretenderlo se vio envuelto en algunos de los fraudes mas importantes de la ufología española.


Estas informaciones fueron ratificadas por el investigador José Juan Montejo, que entrevistó a varios de los participantes de las famosas reuniones de Sesma, comprobando que estos conocían perfectamente que el relato del encuentro con el extraterrestre era un invento, y que probablemente partiera del propio Fernando Sesma para hacer más “creíble” la historia del enfermero y encajarlas en las creencias platillistas de la época. Las lecturas de los contactos de George Adamski, coetáneo de los hechos, pudieron inspirar a Sesma en la descripción del humanoide de cabellos rubios y de bondadoso aspecto.

Ignacio Cabria García en su erudita obra “Entre Ufólogos, Creyentes y Contactados” (1993) denuncia abiertamente las irregularidades del caso del enfermero: “el relato y las características de este encuentro insólito en España, mostraban, no obstante, más que casuales semejanzas con el caso del famoso Adamski que, por si no lo habíamos dicho también había recibió un mensaje con signos indescifrables”. Cabria también se hace eco de las contradicciones de Sanmartín: “cambiaba las versiones a su antojo, hasta llegar a confesar que la noche del suceso no estaba sólo, sino en compañía de una chavala”. Y es que precisamente en su libro “El embajador de las estrellas” (1977), Sanmartín no sólo no se retracta de su primera versión de los hechos, sino que los amplia con mas detalles fantásticos: “Durante varios días, anteriores a este acontecimiento, venía experimentando una extraña sensación. Era como si alguien o alguna cosa, ajena a mi voluntad consciente, estuviera dentro de mí haciéndome concebir ideas desconocidas e inéditas para mí. Había ocasiones en que me parecía ver con la imaginación paisajes maravillosos (…) otras veces eran atrayentes ciudades las que creía percibir; hermosas ciudades de graciosos edificios cupulares, siempre copulares de tonos blancos y dorados que brillaban al sol”. Y así varios días hasta que llegó la famosa madrugada: “Estaba cómodamente sentado en mi casa, leyendo un libro, cuando dichos pensamientos me asaltaron con más fuerza y nitidez que nuca. Durante más de una hora, tal vez, permanecí absorto en la contemplación de aquel mundo maravilloso e ignorado preguntándome intrigado, qué especie de mundo sería aquel. Y de súbito percibí claramente que alguien me llamaba”. Y de nuevo, la imaginación del enfermero “transforma” el famoso dolor de muelas en una suerte de llamada telepática para que acudiera al encuentro con el extraño humanoide.

Pese a que a esas alturas de la trama, ya había confesado a muchos allegados españoles, antes de marchar a Sao Paulo, como encontró la piedra, y a sabiendas que Sesma fue quién le sugirió el encuentro extraterrestre. Sin embargo, en su periplo literario en Sudamérica no dudaba en adornar aún más su experiencia de contacto. Pablo Villarrubia habló con su viuda y ésta le explico los “verdaderos” motivos del viaje de Sanmartín a Sao Paulo: “Casi dos años después del encuentro con el supuesto extraterrestre, Sanmartín decidió marcharse a vivir a Brasil. Él mismo declaró ante la Sociedad de Amigos de Visitantes del Espacio, entidad presidida por Fernando Sesma en Madrid, que “aunque parezca absurdo, tengo absoluta convicción de que en Brasil se producen hechos sensacionales relacionados con los platillos voladores y con los extraterrestres”. Amén, intuía fuertemente que existía una gran base subterránea de OVNIs en la meseta central del país, más concretamente en el norte del misterioso estado de Mato Grosso, donde desapareció en los años 20 el famoso coronel inglés Percy Fawcett, de la Royal Society Geographic de Londres”.
Su viuda Pacita le dijo a Villarrubia que: “Alberto se vino primero. Llegó al puerto de Santos el 2 de noviembre de 1956. Luego fue a Sao Paulo y en menos de un mes, en diciembre, organizó una expedición con tres amigos al Mato Grosso, aunque ellos no creyesen en platillos volantes. Estuvieron navegando por el Río Verde durante casi un mes pero, aparentemente, no localizaron dicha base ni ver OVNIs”…

Pacita también informó a Villarrubia que: “La piedra fue perdiendo su color intenso poco a poco, y se hizo de un tono gris verdoso. Yo llegué a probar el gusto de la piedra, y sabía a sal. A veces, al tocarla, sentía una sensación de tranquilidad. Otras personas que la tocaron me dijeron lo mismo. Se asemejaba a la piedra pómez, no, muy resistente y de apariencia esponjosa. Alberto, al sacar varios fragmentos para análisis, acabó por dejarla muy fina y se partió. Tuvo que pegarla, y las grietas quedaron visibles”. Al parecer una muestra de la piedra fue enviada a Illinois (EE.UU.), al doctor Joseph Allen Hynek.

Pese a los esclarecedores datos, que apuntaban hacía un evidente engaño perpetrado por el enfermero madrileño, algunos investigadores seguían aferrándose a la “prueba material” en poder del enfermero, cualquiera que fuese su origen, para autentificar el episodio de la Piedra Marciana. Como aval de esta supuesta realidad existían los análisis realizados a la roca, que entre otras cosas habían demostrado que su constitución era muy extraña. De hecho era extendido el rumor de que nadie había sido capaz de identificar el origen y composición de aquella enigmática roca… hasta ahora…


  
ENTRE BROMISTAS, CONTACTADOS Y DENTISTAS

A los pocos días de la sensacional noticia de Arcadio Baquero, Don Pedro García Bayon-Campomanes remitió una carta al director donde venía a decir que se habían exagerado sus afirmaciones y que sólo había realizado un examen muy superficial de la piedra. Recordar que las conclusiones del experto citadas en el diario madrileño decían que la piedra era: “un carbonato, probablemente cálcico”. Por su parte el mineralogista brasileño Rui Ribero Franco, en 1969 le había indicado a Sanmartín que la roca podía ser un tipo de cemento. ¿Pero pudo elaborar Alberto Sanmartín la famosa Piedra Marciana?.
Si la historia del supuesto encuentro con el aviador de otro mundo era un fraude confeso y reconocido “entre líneas”, hasta por el propio Sesma, era lógico pensar que el “regalo marciano” podía correr la misma suerte. El investigador José Juan Montejo siguió la pista de la Piedra del Espacio durante años y le llevo hasta el controvertido parapsicólogo José Luis Jordán Peña, el creador del asunto UMMO. Según le confesó en una entrevista a Montejo, cuando Jordán Peña llegó a Madrid, a mediados de los años cincuenta, conoció a un camarero que le dijo que junto al enfermero idearon la fabricación de la piedra utilizando para ello: “cascaras y otros restos de crustáceos, gambas y langostinos”.

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Reunión en la Ballena Alegre. Fernando Sesma en el centro de la imagen.


Este curioso comentario del creador del mito UMMO, según las investigaciones efectuadas por Montejo, coincide con otra historia que conoció por boca de José Fernández, un habitual de las reuniones de la Ballena Alegre en la década de los sesenta. Al parecer, varios amigos que trabajan en el mundo del cine, y que se reunían en el Café la “Sirena Gorda”, y donde participaba también Fernández, gustaban de realizar todo tipo de bromas. Inspirándose en el caso del enfermero, este grupo decidió fabricar una segunda “Piedra del Espacio”. Para ello, cocieron en el horno de un restaurante, restos de cocina, como cascaras de gambas, langostinos y hasta raspas de pescados. El objetivo de la broma era engañar a Fernando Sesma. Aunque la “segunda roca” pudo realizarse con estos materiales, los análisis efectuados sobre la piedra de Sanmartín no coinciden con los elementos utilizados por los amigos de la “Sirena Gorda”. Probablemente la trama de este grupo de bromistas, fue la que conoció Jordán Peña a posteriori y lo confundió con la elaboración de la primera roca, de ahí, probablemente, la más que palpable semejanza de ambas historias. Pero ¿que “ingredientes” pudo utilizar Alberto Sanmartín para conformar su “regalo marciano”?…

Entre los materiales que pudieron ser utilizados para la fabricación de la Piedra del Espacio, el autor del reportaje ha comprobado que el Alginato y el yeso de uso odontológico reúnen muchos de los componentes químicos detectados en los diferentes análisis a los que ha sido sometida la roca. Sobre todo el Alginato, utilizado para realizar vaciados de dentaduras y de propiedades elásticas, destaca por su color violáceo muy similar al tono original de la piedra de Sanmartín. La composición básica, dependiendo de las diferentes presentaciones del Alginato, es la siguiente: “Alginato de potasio (sal sódica), Sulfato de calcio, Sulfato Sódico, Glicol argónico, Oxido de zinc y magnesio, Fluoruro de titanio y potasio, Tierra de diatomeas (polvo de silicato) y Fosfato de sodio”. Por su parte el yeso dental está compuesto por: “Sulfato de Calcio y Cloruro de Calcio”.

También suelen utilizarse retardadores o acelerantes de la mezcla, a conveniencia del facultativo, compuestos de “Cloruro de Sodio” y “Sulfato de Sodio, Floruro Potásico y Titanio” respectivamente. Además, el Alginato es un compuesto extraído de algas marinas, de la Algina, y por tanto su composición al mezclarse con el yeso (para darle rigidez) y otros materiales químicos, pudieron confundir a algunos expertos que indicaban que: “las pruebas llevan a la conclusión paradójica, diametralmente opuesta, referente al origen del material: ser artificial o natural. No puede ser artificial, debido a la uniformidad constante. No puede ser natural, debido a la presencia de alúmina”. La hipótesis del Alginato como colorante parece tener su correspondencia en la roca, ya que con el paso del tiempo, la piedra de sanmartín perdió su coloración y tomo un color “gris verdoso”
También pudo utilizar una mezcla a base de Alginato y cemento dental entre cuyos elementos podemos encontrar los siguientes componentes químicos: “Fosfato de Zinc, Fosfato de cloruro de Magnesio, Fosfato de Aluminio, Fosfato de Cobre, Fosfato de Plata y Silicato o silicofosfato”
Además, curiosamente, otros de los componentes más raros al parecer encontrados en la piedra era el Corindón. Material (con un color peculiar rosado) que utilizan los dentistas para poner a punto sus herramientas, y que se presenta en dos formatos, en polvo o en una piedra para afilar instrumental. Entre los elementos coincidentes entre la Piedra Marciana y los expuestos anteriormente hallamos los siguientes: “Calcio, Magnesio, Corindón, Titanio, Sodio, plata, Sal de Glauber”. De la misma forma coincide con las características apreciadas por los expertos, que señalaban que la Piedra del Espacio era un “tipo de cemento” o “calcáreo blando”

Pero aún hay más elementos sospechosos en la historia. Alberto Sanmartín en la época del incidente era enfermero y decía sufrir intensos dolores de muelas ¿pudo en alguna de las visitas realizadas al dentista observar estos materiales y orquestar, impulsado por su vívida imaginación todo su engaño?. Al mezclar varios tipos de componentes químicos se aseguraba la dificultad que entrañaría a los analistas intentar identificar el material con que se había realizado la piedra. Además como enfermero cabe la posibilidad que, en la mezcla para fabricar la piedra, antes de solidificarse añadiera o espolvoreara todo tipo de elementos químicos procedentes de los laboratorios o almacenes del Sanatorio donde trabajaba. De hecho las personas que vieron la Piedra del Espacio en 1954, comentaban que tenía pequeñas motas amarillas repartidas en toda su superficie. Pero existen más circunstancias curiosas en torno a esta hipótesis, tal y como hizo saber al autor del reportaje el  investigador Pablo Villarrubia, en una ocasión que entrevistó a Hilde Menzel, ésta le había contado que hace años realizaron una copia de la Piedra Marciana y la encargaron precisamente a un dentista, que la fabricó con “un material que ellos emplean para realizar prótesis”…

Alberto Sanmartín había sido, además de enfermero en el Sanatorio “Las Flores”, eventual actor de cine colaborando en algunas películas durante su estancia en Madrid y finalmente agente comercial en Brasil. Pero su gran afición era escribir guiones de cine, obras de teatro, cuentos, poesías y novelas. Quizás de estas inquietudes “literarias” surgió la idea para crear todo el engaño de la piedra grabada. Teniendo en cuenta que los 9 símbolos contenidos en la Piedra Marciana, no han revelado, pese a los estudios realizados sobre los mismos, ningún tipo de contenido o mensaje, destacando sobre todo por su simplicidad.

Fernando Sesma y Alberto Sanmartín fueron imprevistos “cómplices” en la trama fraudulenta de la Piedra del Espacio. Aunque el principal artífice y responsable del engaño fue Alberto Sanmartín con la creación de la roca grabada y ocultándole su fraudulento origen a Sesma. Por su parte, el popular contactado decidió completar la historia del enfermero sugiriéndole que inventara un encuentro extraterrestre en la madrugada madrileña, inspirándose en las experiencias de Adamski, para dar mayor “credibilidad” a su, aparente, desconcertante hallazgo. No obstante, Fernando Sesma, alma cándida como pocas, y cuyo lema era “creérselo todo mientras que no se demuestre lo contrario”, siempre mostró signos de remordimientos de su exagerada “insinuación”, y en sus escritos y comentarios daba evidentes signos que estaba algo arrepentido de ello, aunque, si creyera por otro lado, engañado por Sanmartín, que la piedra era verdadera y tenía un origen sobrenatural.

Sin embargo no deja de ser llamativo, que a sabiendas que muchos participantes de las reuniones de Sesma conocían que el episodio del extraterrestre era falso, Sanmartín, sin pudor alguno, insistiera en ello en su libro, incluso añadiendo mayor cantidad de detalles ficticios. Pero ¿cual pudo ser el germen de todo este entramado?. El investigador José Juan Montejo está convencido que la idea original del enfermero pudo ser buscar publicidad y notoriedad. Aunque quizás los objetivos de Sanmartín se le escaparon de las manos con la irrupción de Sesma y sus acólitos… Lo que si queda meridianamente claro en esta fantástica historia es que, probablemente, si surgió de un dolor de muelas…









 JOSE ANTONIO CARAV@CA

Este artículo fue publicado originalmente en la revista EL OJO CRITICO Nº 76 que dirige el investigador y escritor Manuel Carballal. Descargar aquí...


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miércoles, 16 de noviembre de 2016

EXPEDIENTE ROSWELL: CONOCE LA VERDAD SOBRE LAS DIAPOSITIVAS DE ROSWELL...






A finales de junio de 2015, y después de 3 años de una ardua y frenética investigación, el controvertido "affaire" de las diapositivas de Roswell había generado en mi archivo más de 500 correos electrónicos, al menos 5.000 mensajes privados de mensajería de texto, 30 artículos, más de 100 entradas en mi muro de Facebook y un exhaustivo diario de anotaciones de casi 450 páginas.
Todo esto sirvió como base para la elaboración de “Expediente Roswell: El Informe definitivo” (Ediciones Oblicuas), donde se desgrana, paso a paso, las pesquisas que condujeron al descubrimiento del mayor fraude ufológico de los últimos tiempos…

Conoce toda la verdad de un asunto que aún guarda muchos secretos…

martes, 1 de noviembre de 2016

A VUELTAS CON LAS DIAPOSITIVAS DE ROSWELL









Hacía mucho tiempo que no dedicaba ni un minuto de mi tiempo en escribir sobre las diapositivas de Roswell, sin embargo, las recientes declaraciones efectuadas por el ufólogo Tom Carey (uno de los responsables del enorme fiasco) en el programa “The 'X' Zone Radio Show” de Rob McConnell (26/10/16) merecen unas pocas líneas. Al parecer, según se desprende de sus declaraciones, Adam Dew, el gestor de toda la trama de las supuestas fotografías de los extraterrestres de Roswell, había validado la antigüedad de las imágenes por mediación de los expertos de Kodak, y este simple hecho, les había infundado grandes expectativas y garantías, a Carey y Don Schimtt, sobre la realidad de lo que mostraban.
Una de las polémicas diapositivas...





Además, para mayor confianza, las otras diapositivas de la “colección”, en las que se veía a varias personalidades y al mismísimo Eisenhower, les hicieron creer a los ufólogos norteamericanos que los autores de las imágenes, Bernard y Hilda Ray estaban muy bien situados socialmente, por lo que era probable, según las deducciones de Carey y Schmitt, que hubieran tenido acceso a un recinto secreto para fotografiar el cuerpo de un extraterrestre. Pero lo más interesante de esta entrevista, es que Carey admitió, por primera vez, que la famosa diapositiva numero 10, que nunca apareció, podría contener la solución a todo el enigma. Ya que en dicha imagen se podía leer perfectamente el contenido de la placa que estaba a los pies del presunto alienígena, y que señalaba que se trataba del cuerpo momificado de un niño de 4 años. Sin embargo, Adam Dew y Josep Beason, según se desprende de las palabras de Carey, la ocultaron de forma intencionada para mantener el misterio en torno a la naturaleza del ser retratado. Aunque pudiera parecer que las manifestaciones de Tom Carey le iban a alejar definitivamente de este bochornoso episodio ufológico, de manera insospechada, y haciendo gala de una nula autocritica, el ufólogo añadió que no descarta por completo la idea, de que realmente se tratara de un ser extraterrestre que había muerto por algún motivo y que fue enterrado por los nativos norteamericanos en el Siglo XIX. Lo dicho. Bochornoso.



NOTA; PARA MAS INFORMACION "EXPEDIENTE ROSWELL: EL INFORME DEFINITIVO" 2007. PINCHAR AQUI.









JOSE ANTONIO CARAV@CA



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domingo, 16 de octubre de 2016

LOS SUICIDAS DE TERRASSA






Poco antes de las siete de la mañana del 20 de junio de 1972, los operarios de un convoy de RENFE (Barcelona-Zaragoza) hicieron un macabro descubrimiento en la vía del tren. A pocos metros de apeadero de Torrebonica (Barcelona) había un cuerpo inerte sobre los raíles con la cabeza seccionada, por el paso de uno de los trenes. Inmediatamente se abrió una investigación, las diligencias judiciales descubrieron que había dos cadáveres. Sobre los cuerpos encontraron unas desconcertantes “notas de suicidio” que decían: “LOS EXTRATERRESTRES NOS LLAMAN. WKTS. 88”. Según averiguó rápidamente la policía las víctimas eran José Félix Rodríguez Montero (47 años) y Juan Turú Vallés (21 años) aficionados a los OVNIs, y fundadores de una extraña asociación denominada: “RASDI & AMIEX, Rastreadores del Infinito, Amigos de Inteligencias Extraterrestres”. Aunque las autoridades y la prensa de la época determinaron que el trágico desenlace de los dos suicidas había estado motivado por sus extravagantes y locas creencias en los extraterrestres, aún existen muchas incertidumbres en torno a los acontecimientos que llevaron a estas dos personas a tumbarse sobre los raíles del tren a la espera de una muerte segura.
Una de las mayores controversias planteadas en este caso indica que aquella madrugada, junto a los 2 investigadores malogrados, podrían encontrarse terceras personas en el lugar de los hechos. Pese a que el impacto con el tren en el momento de la muerte debió de ser muy violento, las notas fueron halladas sobre los cadáveres sin manchas de sangre y perfectamente colocadas sobre ellos. 

Lugar del trágico suceso (Cortesía Manuel Carballal)
Posición de los cuerpos (Cortesía Manuel Carballal)





El investigador Josep Guijarro decía en un documentado reporte titulado “Caso Terrassa, Los Contactados Suicidas”: “La famosa nota manuscrita se hallaba en el pecho, sin alfiler alguno que la sujetara a la ropa, sólo el peso de la mano que descansaba sobre él. Pudimos comprobarlo más tarde cuando, con la autorización del juez, pudimos examinar el sumario 42/72 que recoge las diligencias del caso. Allí con los números 6 y 7 se hallaban las dos notas manuscritas en papel cuadriculado. No habían sido dobladas y ninguna de ellas tenía manchas de sangre. ¿Cómo era posible? ¿A alguien se le ocurre que después de ser arrollados por el tren una nota de papel permanezca en su sitio sin haberse manchado ni arrugado? Eso indica que, al menos, tuvo que haber una tercera persona en el lugar de los hechos. Mención aparte merece el informe de autopsia realizado por el patólogo Manuel Baselga. En él se admite que en la mano derecha de José F. Rodríguez había un trozo de algodón blanco limpio en el que “no se aprecia olor de sustancia alguna”. Pero, ¿es que no podían analizarlo? ¿Y si estuvo impregnado de algún producto adormilante inodoro? La duda ya nunca podrá resolverse. En la autopsia, además, había otro detalle importante. Mientras Turú hacia menos de dos horas que había tomado alimentos, José Félix había guardado ayuno ¿Se había preparado tal vez para su “viaje” a Júpiter?”. Tampoco queda claro la naturaleza y contenido de sus supuestos “contactos” con extraterrestres, tal y como describe Guijarro: “Un caso criminalísticamente no resuelto, un “contacto” no probado y una utilización mediática del suceso para asestar un golpe de gracia a la moral de quienes se interesaran por estos temas. Nada sabemos del resto de miembros de Rasdi & Amiex que continuaron con la labor de “mutación” iniciada por los ufólogos suicidas ni si ésta consiguió nuevos acólitos. Tampoco mucho acerca de las creencias que llevaron a Rodríguez y a Turú a pensar en las vías del tren como forma de “trascender”. El investigador Manuel Carballal en un artículo titulado "Los Suicidas de los OVNIs" escribía a este respecto: “La entrevista a decenas de vecinos, familiares, ufólogos y autoridades; los viajes a Madrid, Zaragoza, Tivissa y Terrassa, así como la consulta de archivos ufológicos y policiales, hemerotecas y bibliotecas, nos ha servido para reconstruir la historia de este gran "tabú" apestado de la ufología española, pero no para alcanzar a comprender qué pudo llevar a un hombre como José Rodríguez a elegir una muerte tan horrible y a inducir a un joven inteligente como Joan Turú a acompañarle. Tampoco a comprender cómo los fervientes "discípulos" de Rodríguez pudieron presenciar el suicidio y colocar, como nos hizo deducir M. Rodellar (el funcionario de juzgado que realizó el levantamiento de los cadáveres), el cartel de "los extraterrestres nos llaman" en los cuerpos recién decapitados. Quizás todo formase parte de un experimento de control mental. Quizás fueran "silenciados" por una agencia de inteligencia extranjera, o quizás han viajado a Júpiter del brazo de algún alienígena. Pero mientras nadie demuestre lo contrario, el suicidio de ambos es el resultado de un delirio místico producido por el excesivo amor al cosmos y a los extraterrestres.”

UN MAL PRESAGIO…
A veces la casualidad tiene paradojas insospechadas. Octubre de 1971. La desaparecida revista ALGO publicaba, en su sección de cartas de los lectores, un anuncio de un joven interesado en el tema OVNI. Deseaba conocer personas y asociaciones que tuvieran las mismas inquietudes que su grupo de investigación formado por 5 amigos de Terrassa. A raíz de este anuncio, el joven Juan Turú Vallés conoció a José Félix Rodríguez Montero con el que entabló una gran amistad a raíz de su mutua afición por los “platillos volantes” y sobre todo, en establecer un contacto con sus tripulantes. 

Anuncio de Juan Turú en la revista ALGO
En la pagina anterior del anuncio de Juan Turú, como un oscuro presagio se hablaba del suicido del investigador norteamericano James MacDonald
Posteriormente en un mismo reportaje se recogería la muerte de los investigadores españoles y las del ufólogo norteamericano.





Tan sólo 8 meses después de publicar esta nota en la revista ALGO (20/06/1972), los cuerpos sin vida de Juan y José Félix aparecieron sobre los raíles del tren con una extraña nota sobre ellos: “LOS EXTRATERRESTRES NOS LLAMAN. WKTS. 88”. Así fueron los orígenes del conocido caso de los “Suicidas de Terrasa”.  Como una macabra broma del destino para ambos, justo en la página anterior donde se recogía la carta publicada a Juan Turú, que resultó ser fundamental en su trágico desenlace, se podía leer un artículo denominado: “La muerte del ufólogo Mcdonald fue un suicidio”… Y para cerrar el círculo de esta funesta casualidad, 9 meses después de la publicación de la carta de Turú, el diario Porque, unía en sus páginas las malogradas vidas de los “ufólogos” españoles y el investigador Mcdonald…

LA MISTERIOSA NOTA: ¿UNA POSIBLE INTERPRETACION?
La nota encontrada junto a los cuerpos decía: “LOS EXTRATERRESTRES NOS LLAMAN” y debajo existía una extraña “firma” “WKTS. 88”. Hasta la fecha se ha considerado un nombre en clave de los dos malogrados ufólogos. Sin embargo la interpretación de WKTS.88 nunca se ha resuelto satisfactoriamente. Quizás puede hacer referencia a coordenadas espaciales o terrestres. O tal vez, las letras “W” y “K” pueden ser una clave de los nombres de los dos investigadores y las letras “TS” se refieren a la localidad de Terrassa, y el 88 está representado en realidad mas como el símbolo del infinito que como el numero 8…

La misteriosa nota hallada junto al cuerpo de Juan Turú.




Por tanto, podríamos obtener dos conjeturas de lecturas:
1.- “Los extraterrestres nos llaman desde las “coordenadas” para viajar hasta el infinito…
2.- “Los extraterrestres nos llaman a (W) Jose Felix y a (K) Juan Turú desde (TS) Terrassa para viajar hasta el infinito…

Y aunque todos los indicios parecen apuntar a que mantenían supuestos contactos con seres de Júpiter, el número “6” que se sitúa junto a la palabra extraterrestres en la nota, quizás haga referencia al sexto planeta del sistema solar “Saturno”…

Obviamente todas estas interpretaciones son meras conjeturas, sujetas a debate y en continuo proceso de estudio y desarrollo.







JOSE ANTONIO CARAV@CA

Prohibido la reproducción total o parcial del material incluido en el presente blog sin previa autorización del autor. Propiedad de José Antonio Caravaca.

domingo, 18 de septiembre de 2016

EXPEDIENTE ROSWELL... Primeras lecturas...



por Dani Ransanz Moreno.

El presunto accidente en Roswelll de una nave de origen desconocido tripulada por seres no humanos ha sido a su vez uno de los informes más reveladores del fenómeno OVNI y el caldo de cultivo para que se gesten -a lo largo de 69 años- los fakes más descarados y la primera campaña de descrédito emprendida por un gobierno (USA) para negar la realidad tras el fenómeno OVNI. Esto último, un descarado ejercicio de desinformación, fue avalado desde la década de los noventa por una rigurosa investigación de campo que se eleva a categoría de documento científico a manos del ávido autor e investigador Javier Sierra (Roswell, secreto de estado). Donde el autor destapa un espectacular ejercicio de embaucadora propaganda acometido por el ejército, el gobierno y los medios de comunicación americanos al unísono.

Los datos en torno al caso, con sus más y sus menos, son de sobra conocidos por los estudiosos de este incidente. Pero el público en general ignora la trastienda del caso Roswell, con notables indicios que apuntan claramente y con poco margen de error a que algo verdaderamente extraño y extraordinario ocurrió allí durante 1947. El fraude premeditado y orquestado por Ray Santilli  -respecto a una autopsia que no era tal-  fue debidamente desmontado en el citado libro -tanto por Javier Sierra como por Josep Guijarro- pulverizando el poco interés que existía en la población mundial respecto al caso Roswell.

Y ahora, en nuestra época, otro evento similar a la presentación de aquel “revelador” film despertó el interés de la comunidad ufológica que veíamos como  unas polémicas diapositivas pretendían ser la prueba definitiva del evento Roswell.

Gracias a internet y las redes sociales, durante el pasado año 2015 tuve ocasión de seguir el desarrollo de la investigación en directo y meterme en el meollo desde el primer segundo. Algo inédito hasta la fecha. Recordemos las herméticas investigaciones que han dominado desde sus inicios el campo de la ufología. Algo está cambiando...

De hecho, en 2015 a raíz de esto se creó un grupo llamado “Roswell Slides Research Group (RSRG)” donde el investigador gaditano José Antonio Caravaca, en colaboración con otros expertos, llevó a cabo un riguroso análisis multidisciplinar que resolvió una trama orquestada en torno a unas dudosas diapositivas, cuyos expositores pretendían apuntalar como prueba definitiva de la presencia extraterrestre en la Tierra y, de paso, vincularlas al incidente Roswell. Un nexo que jamás existió más allá de la imaginación de sus promotores.

¡La encrucijada es tremenda! Sus entresijos imposibles de abordar en una nota tan breve como esta y el estudio publicado por Caravaca al respecto (Expediente Roswell, el informe definitivo. Ediciones Oblicuas 2016) revelador como ningún otro. Por eso no puedo más que recomendar vivamente su lectura. Pero al margen de la controversia que ha rodeado las diapositivas me quedo con ese “algo está cambiando...”

Caravaca lo ha definido del siguiente modo: “Sin pretenderlo, demostramos que esta novedosa forma de encarar la investigación ovni puede traer muchas satisfacciones a una disciplina que cada cierto tiempo se ve salpicada por un escándalo que le resta muchísima credibilidad de cara a la opinión pública. Sin querer menospreciar los evidentes adelantos originados por ufólogos independientes, queda claro que para abarcar o enfrentar determinadas investigaciones se hace indispensable elevar otro tipo de encuestas radicalmente diferentes a todo lo que habíamos visto hasta la fecha. El trabajo en equipo, la comunicación y la confrontación de opiniones opuestas se hacen indispensables para afrontar los desafíos de la investigación ovni de este siglo”.

Lejos quedan ya los archivos celosamente guardados en armarios y ficheros cuyo inevitable desenlace fue y será dormir el sueño del olvido. Por primera vez investigadores, científicos, escépticos y todo el que quisiera tuvimos la oportunidad de participar en una investigación en común, abierta y en directo; aportar, sumar, refutar, debatir, exponer puntos y contrapuntos y buscar juntos, entre todos y siempre en honor a la verdad. Lo cual derivó en la resolución de las diapositivas como lo que eran: otra falacia más que pretendía asentarse en el lecho de la comunidad ufológica con una praxis similar a la empleada por Santilli.

Como investigadores y divulgadores nos debemos al empirismo, algo que resumió con maestría el profesor Asimov cuando aseveraba: “Con la confianza en el juego limpio de la Naturaleza, el hombre necesitaba conseguir un sistema ordenado para aprender la forma de determinar, a partir de los datos observados, las leyes subyacentes. Progresar desde un punto hasta otro, estableciendo líneas de argumentación, supone utilizar la <<razón>>. Un individuo que razona puede utilizar la <<intuición>> para guiarse en su búsqueda de respuestas, mas para apoyar su teoría deberá confiar, al fin, en una lógica estricta. Para tomar un ejemplo simple: si el coñac con agua, el whisky con agua, la vodka con agua o el ron con agua son brebajes intoxicantes, puede uno llegar a la conclusión que el factor intoxicante debe ser el ingrediente que estas bebidas tienen en común, o sea, el agua. Aunque existe cierto error en este razonamiento, el fallo en la lógica no es inmediatamente obvio, y, en casos más sutiles, el error puede ser, de hecho, muy difícil de descubrir”.

Encontrar errores y falacias en la argumentación de cualquier hipótesis o razonamiento ha sido un ejercicio intelectual practicado desde antiguo. Ha ocupado a los pensadores griegos y llega con la misma fuerza hasta nuestra actualidad. De hecho, los fundamentos y reglas de la “lógica sistemática” fueron definidos en el siglo IV a. de J.C. por Aristóteles de Estagira, cuando resumió en sus escritos las bases de un razonamiento lógico.

Veinticinco siglos después, José Antonio Caravaca -junto con todos los partícipes de la investigación- da fe de ello con una exploración contundente y rigurosa de las evidencias que derribó los argumentos que pretendieron afianzar una realidad tras las “falsas” diapositivas de Roswell.

Algo está cambiando. Sí. Y si dejamos de mirar nuestro ombligo y colaboramos de forma activa, unos con otros y siempre en honor a la verdad, el fenómeno OVNI, sí o sí, será dotado del rigor científico que siempre se le ha reprochado como carencia. Haremos investigaciones cada vez más elaboradas y contundentes y, al mismo tiempo, evitaremos, como ha sucedido aquí, que una falacia se instale en el inconsciente colectivo y pase años reverberándose en el mundo de las paraciencias.

Obras como la que ocupa esta nota, son un claro ejemplo de ello. Es literatura que en el tiempo se convertirá en historia. Y si bien es cierto que jamás sabremos la realidad tras el incidente de Roswell, poseemos suficientes elementos de juicio para pensar que se nos oculta, desde el inicio de la era de la información, un conocimiento que trascenderá las bases actuales del conocimiento humano. Un saber que nos pertenece por derecho y que perseguiremos por los siglos de los siglos. Porque somos curiosos, inteligentes, sabios, inocentes, ignotos y torpes. Somos humanos y en la imperfección de nuestra conciencia reside nuestra belleza como especie. Una especie que merece mucho más y por esa razón la búsqueda seguirá, en adelante, con métodos más efectivos y elaborados.

Este libro constituye uno de esos documentos que todos los estudiosos debemos tener en nuestra biblioteca para, tal vez, explicarle un día a nuestros hijos: “Aquí, a raíz de este suceso, cambiamos nuestra metodología y la humanidad, al igual que un cardumen de peces, avanzamos juntos, moviéndonos todos a una, hacia nuevos parámetros del conocimiento. A partir de aquí, se produjo un despertar de conciencia sin precedentes que transformó por completo la investigación en el siglo XXI”.

Y un autor, José Antonio Caravaca, fue en parte responsable de ello.



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